A mediados del mes de julio, recibí un mensaje por Facebook. Procedía de Cuba y me informaba sobre un festival de casino que se iba a hacer para el pueblo cubano en La Habana. El remitente se llamaba Herson y me me pedía si podía ayudar a promocionar el evento en mi página, la cual tiene muchos seguidores que viven en la capital Claramente, esto me despertó la curiosidad. ¿Un festival de casino en Cuba para los cubanos? Los que yo conocía eran mayormente para los turistas.
Así que comencé a indagar y mientras más información encontraba y más leía, más me sorprendía. En efecto, el festival de Casino de Kubasoy era lo que prometía: un espacio para que los cubanos–y no los turistas–aprendieran a bailar casino. Nunca había visto una iniciativa así (que no quita que pueda existir ya; lo que digo es que yo personalmente nunca la había visto).
Desde el 2014 he estado escribiendo en mi blog sobre el estado del casino fuera de Cuba. Mi objetivo siempre ha sido que la referencia del casino no sea una persona no cubana que enseña fuera de Cuba, sino los cubanos que viven en Cuba. Con ese fin, he tratado de recentrar y rearticular un poco la conversación para que la gente comience a percibir más a los cubanos en Cuba como puntos de referencia para el casino., ya que lamentable e irónicamente, los cubanos que viven en Cuba se han quedado en la periferia de sus propios bailes, eclipsados por personalidades mediáticas con más recursos y mejores plataformas para exponer lo que hacen. Las referencias hoy por hoy, para la gente que está bailando fuera de Cuba, en su gran mayoría no son los cubanos de la isla.
Así que me dio tremenda alegría poder conectarme con Herson y entrevistarlo para conocer más sobre su trabajo. Como leerán en la entrevista, Herson y su compañía de baile, Kubasoy, están apostando por el pueblo cubano.
Sin más ni más, aquí les dejo la transcripción de mi conversación con Herson Fernández Machado, creador de Kubasoy y del evento Festival de Verano Casino de Kubasoy.
DLD: Herson, háblame un poco sobre tu formación como casinero.
HFM: Mi formación como casinero data desde que estoy en 6to grado. Una vecina amiga mía, mayor que yo, me dijo que tenía que aprender a bailar casino porque en aquel momento era el tema de usar el baile para cuadrar jevitas (“conseguir novias” para los no cubanos). Una vez que empecé, me gustó. No lo vi difícil. Lo tomé en un inicio como un reto. Y tanto fue así que cuando entré en la secundaria todavía había escuelas al campo. Recuerdo que allí me hacían incluso colas para bailar casino, no porque fuera el mejor, sino porque éramos pocos los bailadores de casino hombres que había, y dentro de esos también estaban los profesores.1
Después de esto entré a la Lenin y allí me enfoqué un poco más.2 En la Lenin bailábamos hasta en los cinco minutos que duraban los cambios entre turnos. Sin música. En los anillos, en el portal, en los aéreos. Incluso, antes del autoestudio que comenzaba a las ocho, nos veíamos en los anillos a las siete para hacer ruedas.
En la universidad, siempre me interesó aprender un poco más de los bailes como tal. Siempre quise aprender a bailar rumba. Aprendí gracias a Leonardo Martínez Molla, un primer bailarín del Conjunto Folclórico Nacional de Cuba, que fue invitado a la universidad para que montara algo de folclor. Allí en ese “algo de folclor” estuve yo. Montamos la obra “El solar de Lola” como parte del festival de los artistas aficionados. Después quedé yo como líder de ese grupo que se hizo. Fue el primer grupo folclórico que se hizo en la UCI (Universidad de Ciencias Informáticas) y nos hicimos llamar “Ilú Aché”. Aquí intervine en varios intentos de ruedas gigantes y de romper récords Guinness que se hicieron en la universidad; en competencias de ruedas de casino.
Luego que terminé la universidad, ingresé en una escuela de bailes para extranjeros. Allí me desarrollé más, no tanto a la hora de bailar, sino más bien en la metodología. Al mismo tiempo, me empezó a surgir ideas en función de que le estaba enseñando al extranjero, pero no veía la oportunidad de enseñarle al cubano. Así que durante este tiempo, mientras les enseñaba a los extranjeros, siempre estuve indagando cómo hacerlo.
Tres años después creé Kubasoy, que ya este año, el 14 de junio, estuvo cumpliendo diez años. Es un proyecto que comenzó como un pequeño grupo de baile de apenas cuatro parejas. Al pasar el tiempo, fue creciendo y se fue haciendo un poco más ambicioso. Comenzamos a darnos cuenta del deterioro de la cultura popular en el pueblo. Kubasoy intenta, de alguna forma, poner un grano de arena más a revitalizar la cultura popular cubana. (No decimos “rescatar” porque se rescata lo que se hace perdido; ese no es el caso.)
En fin, entendimos que hacía falta esta revitalización, sobre todo en las nuevas generaciones que no se identifican, en su mayoría, con la cultura popular tradicional. Que seamos 10 millones y que de ese número, 10 mil estén estudiando en las escuelas de arte, no significa que la cultura popular siga de alguna forma en el pueblo. La penetración de nuevos géneros como el reparto y el reguetón está desplazando nuestra cultura popular. Entonces Kubasoy se dio a la tarea de crear un espacio donde intentamos colaborar con nuestra cultura popular.

Ese mismo año de inauguración se hizo el primer Festival de Verano CCasino de Kubasoy, que fue el primer festival–al menos en La Habana, y me atrevo a decir en Cuba–dirigido a los cubanos, para que aprendieran a bailar casino. Digo esto porque hasta este momento, en Cuba se desarrollan muchos festivales, pero para extranjeros.
Vamos a precisar eso, porque esto que me estás mencionando es precisamente lo que he visto y una de las razones por la que quería hablar contigo. Sé que hay muchos festivales en Cuba, especialmente en La Habana, en el que todo es para los extranjeros, desde lo que se enseña y cómo se enseña, hasta los precios; sin embargo, ustedes están haciendo lo mismo, pero para los cubanos. Háblame sobre estas diferencias que existen entre los festivales para extranjeros y lo que busca hacer Kubasoy.
Diferencias hay muchas. Primero que todo, la parte del soporte económico que tienen los festivales para extranjeros. Por otra parte, no he encontrado un festival de casino para cubanos que no sea el nuestro. Ni en La Habana ni en Cuba. Hay festivales de bailes populares, pero de casino, para que la gente cubana aprenda a bailar casino y rueda de casino…solo el de Kubasoy–festival que desarrolla la compañía con sus propios recursos (que no tiene).
Nosotros mismos, como bailadores y bailarines (esos que nos hemos evaluado), hacemos una preparación metodológica, que es una preparación para los miembros de la compañía que durante el festival actúan como monitores. Los mismos bailarines son los que imparten las clases para aprender a bailar casino a niños, jóvenes y adultos–e incluso a adultos mayores, porque hemos tenido muchísimos ejemplos de adultos mayores que se han acercado a querer aprender porque no saben y siempre quisieron aprender.
En términos de pago, aunque hemos tenido que elevarlo en los últimos dos años, realmente es algo muy simbólico porque el festival dura una semana, hay clases durante seis días de dos horas cada turno (hay tres turnos) y toda persona que quiere participar en el festival solamente paga por eso 500 pesos.
No sé cómo lo están haciendo. 500 pesos no es nada.
Lo estamos haciendo, y aquí te soy muy sincero, porque es mi grano de arena a la cultura popular cubana.
Y aprecio mucho eso, porque si todos aportáramos nuestro grano, las cosas serían muy diferentes.
¿Cómo se perciben estos festivales en Cuba? Sé que no puedes hablar por todos, así que quizás la mejor pregunta sería: ¿Cómo los percibes tú? ¿Y cuáles son las consecuencias reales de que los recursos pedagógicos para los bailes sociales cubanos se estén empleando con los extranjeros y no con los cubanos?
Te voy a dar mi opinión. Evidentemente, el desarrollo de un festival genera muchas cosas. Estos festivales, generalmente, son enfocados en el extranjero porque es el que trae el dinero. En el festival de Maykel Blanco, el Festival de la Salsa, los cubanos tienen acceso a los conciertos (si el precio está acorde o no, eso es algo complejo, dada la situación económica del país). Pero la mayoría de los cubanos tienen acceso. El que pueda pagar la entrada, va al concierto. Pero festivales como Ritmo Cuba, Baila en Cuba…a esos los cubanos no tienen acceso por el precio.3 Quizá una noche de concierto en el Ritmo Cuba te cuesta entre 20-40 euros. Son muy pocos los cubanos que pueden pagar eso para una noche de concierto. Y si vamos a hablar de cubanos de “a pie”…entonces, prácticamente ninguno.
¿Cuál es el salario mensual en Cuba, convertido a euros?
Normalmente, un salario medianamente básico en Cuba viene rondando sobre los 4000 pesos al mes. Si los pones a la tasa de cambio del estado, no sé exactamente qué sería porque no tengo esa información conmigo. El gobierno, por su parte, no te hace esos cambios. Entonces hay que acudir a lo que llamamos “el mercado negro”, y bueno, aquí se ha establecido una especie de parámetro que lo da una página, “El toque”, donde te dan una idea mejor de esto.
Consulté El Toque, y me dice que el 4000 pesos cubanos te dan 11 euros.
Eso es lo que cobra un cubano mensualmente. Apenas te da para vivir. Imagínate para pagar un concierto. Entonces, no es posible para el cubano normal.
Y eso es lo que quiero que la gente que lea esto entienda también. Cuando vienen del extranjero con capital, muchas veces no entienden lo que representa ese capital. Y se crea una especie de microcosmo en estos espacios de festivales donde, quizás, el extrajero se pregunte por qué no ve a cubanos más allá de los instructores. Es por eso.
En Ritmo Cuba, nosotros somos invitados del festival. La mayoría de los festivales son para extranjeros y se venden para ellos, principalmente porque el cubano no tiene cómo pagar. Y más allá de eso: cuando el cubano paga, lo hace en moneda nacional, moneda que el extranjero no puede invertir en nada porque no es reconocida (o no tiene valor) en el mundo; entonces, si un extanjero quiere hacer un festival para recaudar un fondo, no lo va a hacer en la moneda nacional.
El Festival Casino de Kubasoy está dirigido al cubano, no a hacer dinero del festival. Cuando creé el festival, la idea en aquel momento (que hoy no es así) era que fuese apoyado por las instituciones culturales, porque al final es algo con carácter docente y siguiendo una política cultural en función de nuestras tradiciones culturales, y para el pueblo. Hoy por hoy, el festival se costea de lo que yo puedo hacer, de la ayuda que me dan algunas amistades…y así.
Me dijiste que no has recibido apoyo de las instituciones culturales para realizar tu festival. Háblame un poco del porqué.
Realmente no lo sé. También te confieso que no me he centrado en por qué no se recibe el apoyo necesario de parte de las instituciones culturales que deberían entender proyectos como el nuestro. Me he centrado en hacerlo. Soy un poco más de acción que de palabra.
Casino de Kubasoy se ha convertido en nuestro niño chiquito. Es el bebé de nosotros y la tarea que intentamos hacer lo mejor posible. Para nosotros es un orgullo este festival porque, para mí, es algo que es único en Cuba. No lo tiene nadie. No lo hace nadie. A lo mejor mañana surge alguien de que lo haga hasta mejor que nosotros y nos quedaremos con el aquel de que fuimos el motor impulsor. Aún así, nos llena de regocijo muchas de las experiencias que hemos tenido en estos diez años de muchas personas que llegan sin saber bailar, sin poder identificar un ritmo.
Tengo una anécdota del primer año. Recuerdo a un señor de 89 años de edad. William, se llama (o se llamaba; no sé si ha fallecido). En ese entonces, hacíamos todo en una casa de cultura. Él llegó y me dijo: ¿Ustedes creen que yo pueda participar?” Yo le respondí: “Mire, maestro, aquí puede participar todo el que crea que puede bailar. Nosotros no discriminamos ni por edad, ni sexo”. A lo que me respondió: “Tengo 89 años. No me quiero morir sin haber aprendido al menos a bailar casino porque fue lo único que no pude hacer, y siempre quise hacerlo”.
Son anécdotas que te quedan de algo que hiciste en función a una sociedad, de tu cultura. Esa persona, a sus 89 años, pudo aprender casino gracias al festival Casino de Kubasoy. Entonces, el por qué no me han apoyado, realmente no sabría decirte. La realidad es que no se ha hecho. No me he concentrado en el porqué. Siento que me drena mucha energía y me ocuparía mucho tiempo.
Es bastante triste que esté pasando esto. Como mencionas y como he visto también, no he visto otra iniciativa similar por ninguna parte de Cuba. No entiendo por qué las instituciones culturales no quisieran apoyar un proyecto como este, donde lo que se intenta es revitalizar–algo que estas mismas instituciones están constantemente diciendo que hace falta.
En fin. Hablemos un poco sobre la metodología que usan. Te formaste empíricamente, pero también enseñaste en una escuela para turistas. Personalmente he notado que en estas escuelas, muchas veces se acoplan a las ideas de cómo el turista piensa que se debe bailar en Cuba, al paradigma lineal de la salsa en línea. Y veo muchas escuelas en Cuba adaptándose a eso. Mi pregunta es: ¿qué metodología estás empleando para asegurarte de fomentar el casino que siempre se ha bailado en Cuba, no un casino, por así decir, “intoxicado” de elementos foráneos?
Soy una persona bastante analítica. La metodología que se utilizaba en la escuela de nosotros era muy positiva. Quizás no estaba de acuerdo con algunos términos, precisamente porque eran para extranjeros como tal, como el famoso llamado “tiempo 1 musical”, que en Cuba eso nunca se vio.
En mi caso, yo no bailo en el tiempo 1 de la música. Bailo en tiempo musical. El tiempo 1 de la música es algo más vinculado a la estructura musical. Y el tiempo musical es lo que llamamos “el pulso”, que es en lo que baila un cubano. El cubano busca un tiempo y entra. El extranjero busca el inicio de la frase musical para poder comenzar a bailar. El cubano no hacía esto. Es una de las cosas que yo mantengo dentro de la tradición del casino, además de no llamarle “salsa”.
En términos de metodología de aprendizaje era muy positiva porque se desmenuzaba muy bien el objetivo de las cosas–y llegabas. Si funciona, vamos a mejorar. No voy a intentar hacer nada nuevo si algo ya funciona. Probé la metodología de allí con los cubanos, adaptando varias cosas porque también me puse a ver varias cosas de la tradición y cómo yo aprendí. Al mismo tiempo, lo que ha pasado también por el tema de la comercialización, es que muchas figuras han sufrido cambios que al final es la misma, pero llega “Pepe” a París y, para intentar decir que es algo nuevo y diferente, simplemente lo que hace es cambiarle el nombre. Entonces un “Dile que no”, allá es “Camínala” (por ponerle un nombre). Eso ha influido en que la misma figura tenga diferentes nombres. Eso no está tan mal porque en la propia Cuba pasa esto. Pero se ha mezclado y estilizado mucho el baile de casino para poder vender. Después que un estudiante aprende a bailar casino, ¿qué le vas a dar? Ya aprendió. Entonces, se ha comenzado a mezclar mucho más con cosas de origen africano con el objetivo de vender y seguir teniendo estudiantes.
Hay un marcado sentido de la venta porque hay que vivir. Hasta cierto punto es justificable.
Yo siempre digo: uno tiene que comer. Y ese es parte del trabajo mío fuera de Cuba: tratar de concienciar a la gente para que cuando ellos vayan a Cuba a aprender de ustedes, los cubanos que están en Cuba, ustedes no tengan que hacer eso, sino que puedan vender el casino como casino, como parte de una tradición cultural, no como una necesidad personal.
Háblame un poco más sobre cómo estás viendo el casino dentro de Cuba.
El casino dentro de Cuba, últimamente ha agarrado un mayor auge por los récords que se establecieron recientemente de la mayor cantidad de ruedas y bailadores simultáneos, que de hecho fui parte del comité organizador–y organizador principal aquí en La Habana–junto al proyecto Retomando el Son, Bailando Casino.4
Pero bueno, eso fue un impulso enfocado en el tema del récord. Hay que ver que ahora siga sucediendo. La revitalización Kubasoy la trabaja desde el punto de vista, principalmente, contemporáneo. Me explico. Hoy por hoy, pones un mambo de Damaso Pérez Prado y lo primero que te van a decir es que eso es de viejos. Las nuevas generaciones no se identifican con esa música. Y es lógico porque es atemporal. ¿Qué hace Kubasoy? Pues nosotros agarramos, por ejemplo, “Toda una vida” de Leoni Torres, que muy poca gente identifica como son–y enseñamos a bailar son con esa canción. Y como la gente se identifica con el tema, ahí nosotros la enganchamos y le enseñamos cómo bailar son. Y después que te “enamoro”, te digo: “El que creó esto fue este hombre”….y ahí entonces es que te transporto a lo anterior, a la creación, a la base. Pero hago pasar primero por un proceso contemporáneo.
En la mayoría de las casas de cultura se trabaja con lo viejo. Es decir, con los creadores o los principales exponentes de los géneros: Prado, Jorrín, Pacho Alonso, etc. Nosotros lo que hacemos es buscar esa música interpretada más recientemente. Por ejemplo, un chachachá de Manolito Simonet, un son de Havana D’Primera–algo con lo que las nuevas generaciones se puedan identificar más fácilmente. Hacerlo así me ha dado resultado.
Me parece una forma estupenda. Quieres que la gente conozca la tradición, pero los llevas allá de una manera diferente.
Mi idea siempre fue que la gente aprendiera a bailar. A lo mejor el estudiante no sabe quién está tocando. Pero si identificas el ritmo, por ahí puedes bailar. Yo lo que necesito es que más allá de que los estudiantes sepan quién hizo el mambo o el chachachá, es que lo bailen. A ver, yo explico quién lo crea y cuándo, pero mi objetivo es que se bailen estos ritmos.
Hablamos del casino dentro de Cuba. ¿Tienes algún conocimiento de lo que está pasando con el casino fuera de Cuba, a través de las redes sociales? ¿Qué piensas de eso?
No solamente por las redes lo he visto. He viajado también y dado clases fuera. De alguna forma tengo suficiente noción de cómo se trabaja afuera.
Ahora, decir que está “mal” o “bien”, realmente no está a mi alcance. Soy bastante respetuoso con el trabajo de muchos colegas.
Dejemos la dicotomía de “mal” y “bien” a un lado. Tampoco es mi enfoque. Yo lo que quiero es que la gente entienda que lo que se está haciendo afuera es muchas veces por eso que comentas: porque hay que comer; hay que vender. No necesariamente, en esas instancias, se busca reflejar cómo se baila en Cuba, como lo que me estabas comentando de que en Cuba no se baila usando el inicio de la frase musical.
Como ya dije: hay que vender. Hay que lograr tener estudiantes. Hay que lograr comer, crear un prestigio positivo. Para ello, se ha evolucionado mucho en el tema de lo que es el casino. Quizá allá afuera como baile no sea casino, quizá en algún momento tome otro nombre. En fin, se ha desarrollado de una forma vertiginosa.
Hay cubanos que hoy se han desarrollado mucho en el baile. Han aprendido varios bailes, los han sabido fusionar y hoy los extranjeros ven eso como algo sorprendente.
Lo que me acabas de describir, esas son trayectorias individuales muy personales: una persona que supo fusionar estos bailes de cierta manera es esa persona y esa persona nada más. No es una representación más global de cómo se baila en Cuba. Me gusta matizar eso, porque, sí: existen los artistas que son tremendísimos, que fusionan muchos bailes. Pero esa es la idiosincrasia de ese artista, no necesariamente una representación del baile cubano. No sé si estás de acuerdo con eso. Es la forma que lo veo yo.
En este tema, la filosofía y el respeto es lo principal. Cada persona es un mundo y cada persona tiene derecho a tener su criterio. Yo intento desde mi punto de vista darte lo que yo considero que es “lo cubano”. Pero el profesor que entienda que es otra cosa, ¿cómo decirle si está bien o mal? Es simplemente su punto de vista. Ahora, si tú dices que es Changó y lo que estás bailando es Oggún, entonces no sabes de lo que estás hablando.
Respeto todas las filosofías, como espero que de alguna forma se respete la mía también. Les digo a mis clientes, cuando los tengo: “El cubano se preocupa por el disfrute y ustedes se preocupan por la cantidad. Es decir, la filosofía de ustedes es que mientras más figuras tengan, mejor. Para el cubano, no es así. El cubano se enfoca en disfrutar la pareja, la música”.
Entonces, estas personas, quieren verse como cubanos, pero lo que no entienden es que el cubano no hace por hacer cantidad, sino por disfrutar lo que está haciendo. Si te concentras en figura tras figura, no hay manera de que puedas disfrutar.
Y otra cosa: es responsabilidad del hombre lo que sucede en la pista. Si la mujer no sabe, es nuestra obligación guiarla. Si estamos con una amiga que sabe bailar, no queremos que se quede sentada. La invitamos a bailar. Y esa amiga, al menos los pasos básicos los va a poder hacer si yo la guío. Los dos van a disfrutar. Aunque no hiciste todas las figuras que quisiste, hiciste bailar a una amiga tuya y disfrutaste ese momento. Mi idea es buscar lo que el cubano siente cuando baila. El cubano no está pensando en las figuras que está haciendo.
Cambiemos un poco de tema. En la página de Kubasoy vi que hacen eventos también en El Sauce. Me puedes hablar un poco sobre ese espacio y cómo es diferente a otros espacios que pueden ser considerados análogos como la Casa de la Música o el 1830.
Realmente, diferencias no hay muchas. Quizá lo que sea una diferencia es que en El Sauce la idea es crear un espacio principalmente para cubanos. Las fiestas casineros son espacios que nosotros desarrollamos como compañía. Hacemos rifas y también lo que se conoce como “rueda de chupito”, donde el que se equivoca en la rueda tiene que darse un trago. De hecho, logramos que Havana Club nos patrocinara una de las fiestas y es un lazo que esperemos que pueda seguir estando y sea fructífero porque estamos hablando del ron de Cuba. Pero bueno, llega un momento que la gente se equivoca constantemente [Risas]. Al mismo tiempo, también le damos espacio a enseñar alguna figura o algunos pasos. Invitamos a todos a participar en esa pequeña clase.
La compañía es músico-danzaria. Además de hacer espectáculos con música tanto grabada como en vivo, también el grupo musical de la compañía desarrolla conciertos de música popular bailable. Pero de nuevo: el principal enfoque es que es para cubanos. No es que el extranjero no pueda ir, pero es un espacio para el cubano.
Eso fue lo que me di cuenta. En los videos que veía notaba que la gran mayoría de los asistentes–por no decir todos–eran cubanos. Y para mí es importante que existan estos espacios, claramente para el cubano, pero también para una persona que viaja a Cuba y sabe bailar casino y no quiere irse a espacios donde están llenos de turistas–y donde hay otros tipos de dinámicas. Si alguien quiere bailar auténticamente con cubanos, me parece que este sería un espacio buenísimo.
No es que en el 1830 (por nombrar otro espacio) no se baila de manera auténtica. Lo que pasa es que este es un espacio para extranjeros, dirigidos a ellos.
Pero como dije: El Sauce es para cubanos. De hecho, se invitan ruedas de casino que quieran ir a hacer sus muestras allí con nosotros. Se invitan a los líderes casineros que quieran estar allí. El ambiente es un poco más cubano. Si quieres bailar entre cubanos, es un espacio viable.
Cuando esto que estamos hablando se ponga en línea, las personas que están leyendo esto puede que quieran ir a El Sauce, precisamente buscando una conexión más profunda con los cubanos. ¿Qué consejos tendrías para estas personas que quieran acercarse a este espacio con un poco de respeto a la cultura y a los cubanos?
Bueno, lo primero es que yo no dejaría de trabajar para el cubano, no importa el que venga. Al menos en El Sauce. No importa quién venga, el foco de este espacio siempre será el cubano. Por ejemplo, hemos logrado hacer una reserva de mesa a precios módicos. La idea es mantener un espacio para cubano, con un ambiente sano, casinero, de disfrute, donde se pueda disfrutar de conciertos, un pequeño espectáculo, tomarse su trago y bailar socialmente.
He visto que has salido en un canal televisivo cubano llamado “Hola, Habana” y me parece impresionante que estés en la televisión cubana, aunque sea en un canal local. Háblame un poco de cómo surgió esto.
Eso fue a partir de un contacto que me hicieron para promover algo. A la directora del canal le agradó mi forma de expresarme y me preguntó si había estado en la televisión anteriormente. Le respondí que yo lo que hacía era bailar. Le expliqué que también era ingeniero informático y profesor. Me preguntó si podíamos hacer algo con lo del casino durantes las vacaciones y yo accedí. Y así empezamos. Al principio fue solo para julio, pero se extendió hasta agosto porque al parecer tuvo muy buena aceptación el tema de aprender a bailar casino. Según la misma presentadora del programa, la gente le ha comentado muy positivamente de esa parte del programa.
En términos de marketing, el hecho de que tengamos 6-7 minutos en la televisión es muy positivo porque, entre otras cosas, da a conocer el trabajo que estamos haciendo.
Hablemos concretamente sobre el Festival Casino de Kubasoy. ¿Cómo fue que surgió? ¿Qué impulsó este evento? ¿Cuál ha sido la recepción? ¿Qué esperas que la gente saque de este evento?
Casino de Kubasoy se hizo desde el primer año del surgimiento de la compañía. Incluso durante la COVID, se realizó de forma digital.
Es un evento que todo aquel cubano que quiera aprender a bailar casino, tenga la oportunidad en una semana. Esta será la décima edición, contando los años digitales por la COVID. Lo único que se espera de forma general es que todo el que venga salga satisfecho en función de lo que viene a buscar: el conocer y aprender a bailar casino?
Sé que el evento se planificó en base al cubano. Dicho esto, ¿está el evento abierto a extranjeros?
Al extranjero no se le niega la participación, pero por lo general no hemos tenido mucha participación de ellos. Ha sido muy esporádico.
A mí me gustaría que si viniera algún extranjero, que lo hicieran como escuela. De otra forma se convertiría en uno más de lo mismo. Ni soy ni quiero ser competencia de los festivales que ya están. Quiero mantener una autenticidad. En el momento que deje entrar extranjeros, ya el evento tendrá un corte diferente. Y sería más de lo mismo. Pero una delegación representativa de una escuela de baile estaría bien.
Por eso te hago estas preguntas. Estoy consciente de la ironía que presenta, por ejemplo, exponer esto que estamos hablando en línea, que te lean los no cubanos y les interese asistir a un evento que sea específicamente para los cubanos (en vez de los que se hacen en Cuba para los turistas). De pronto se te llena eso de extranjeros, y ese no es el punto.
Así que es bueno que estés siendo bien claro en este aspecto. De esta manera, las personas saben los parámetros, lo que espera el cubano que lo está creando, y que respeten esos parámetros.
Cuando vas a un festival internacional, los profesores generalmente se enfocan en eseñar rutinas de baile. Prácticamente lo que hacen es rutinas del baile. En Casino de Kubasoy lo que se hace es enseñarle a la person que no sabe nada.
Pero además, si lo enfoco en el extranjero, ¿dónde queda el cubano?
Regresamos a lo mismo.
¿Cómo me gustaría a mí que sucediera? De nuevo: que vengan escuelas. Porque ahí entonces se estaría creando un encuentro entre academias, que sería algo un tanto diferente. De hecho, estas academias, si vienen con sus espectáculos armados, podrían ser parte de la animación de la noche.
La otra cosa es que habría que ajustarse a horarios cubanos, porque el festival es para cubanos.
Y eso es lo bueno. No estás dando el brazo a torcer en ese aspecto. La norma es lo opuesto: que el cubano se ajuste a lo que quiere el extranjero. Y aquí en este festival la dinámica es diferente. Es decir, que es un evento donde se está empoderando al cubano.
Si no lo hiciera así, hace rato no lo hiciera. Todo esto lo costeo yo, con mi dinero. La compañía como tal no tiene un sustento. Está conformado por muchachos que creen en mi sueño. Ellos no reciben un salario. Hay muchos que trabajan o estudian y después de hacer estas cosas, vienen a la compañía a ensayar. Todo en función de un sueño, el sueño de Herson.
Si me enfocara en eso del dinero, hace rato hubiera dejado de hacerlo para cubanos. O no hiciera el festival.
Te entiendo porque es precisamente lo que hago yo. Mi espacio, ese blog que tengo hace diez años, yo no hago un kilo con esto. Que alguna que otra vez alguien me dona algo, es prácticamente insignificante. A lo que voy es que no vivo de esto. Soy un maestro de lengua española en EE.UU. Así me gano la vida. Soy bailador social, casinero, pero no me gano la vida haciendo esto. Lo que me permite hacer esto de manera diferente. Por eso me siento tan conectado hablando contigo: los dos estamos haciendo esto porque nos preocupa nuestra cultura, mejorar lo que hay, revitalizar la tradición y que el cubano se empodere.
Háblame sobre cuál (o cuáles) han sido los aspectos más retadores en cuanto a intentar crear espacios para que los cubanos bailen casino.
Primero, el tiempo que se está viviendo. Primero, hay mucho interés en el reguetón y el reparto. Estos géneros se han impuesto. Segundo, la situación económica. Todo se encarece. Antes, con lo que te tomabas una cerveza, ahora no lo puedes hacer. Ahora para llegar a un lugar, el transporte está peor. Entre transporte, entrada y algo para tomar, si un cubano de a pie va a un lugar para bailar casino, no puede ir a más ningún otro lugar en el mes–o tiene que ponerse a inventar para terminar el mes. Entre comprar comida para comer e irse a bailar…creo que la elección es bastante clara.
¿Por qué es importante que el cubano aprenda a bailar casino?
Porque es nuestra cultura. El cubano es famoso en el mundo principalmente por su cultura–cultura que hoy en el mundo se explota a través de eventos y escuelas. Y es triste cómo en Cuba. para los cubanos, existen muy pocas de estas oportunidades. Sabemos que el que logra entrar en las escuelas de arte son por cualidades que tienen o por cosas que suceden acá en nuestro país y que realmente, no todos tienen acceso a eso.
Soy de los que piensa que lo que nos hace lo que somos es nuestra cultura. El baile de casino ha sido el baile popular que más ha logrado compenetrar a todos los cubanos. La gente sigue bailando son y rumba. Pero hasta el sonero y el rumbero bailan casino. Y ha sido el colofón de nuestros bailes populares. Es algo que te marca como cubano. De hecho, la percepción en el mundo de nosotros es que todos sabemos bailar casino, cosa que es incierta.
Considero necesario–para mí, es imprescindible–el trabajo que realizo porque cada día estamos peor. A las nuevas generaciones les preguntas cuál es el baile nacional de Cuba y la respuesta es cualquier cosa menos el danzón.
Realmente es un trabajo bastante complejo y arduo. Además de las condiciones económicas que tiene nuestro país, hoy se hace más difícil que los jóvenes quieran aprender. Nos cuesta muchísimo trabajo. No es algo que sea fácil de hacer. Pero confiamos en lo que queremos lograr.
Esto está más allá de política, de partidos. Los gobiernos van y vienen.
Y como dijo Enrique Pinti: “Quedan los artistas”.
Notas
- Haz clic aquí para aprender más sobre las escuelas al campo. ↩︎
- “La Lenin” es la Escuela Vocacional Vladimir Ilich Lenin, una instittucion docente educativa preuniversitaria y una de las más prestigiosas del país. Más información sobre la escuela aquí. ↩︎
- He escrito más extensamente sobre esto. Haz clic aquí para leer el artículo completo. ↩︎
- Para más información sobre este proyecto, haz clic aquí. ↩︎
Sobre Herson Fernández Machado
Desde joven he estado involucrado en actividades artísticas en la comunidad y he participado en muchos eventos de danza organizados por la comunidad. Durante la escuela primaria, tomé varias clases de folclore cubano y danzas tradicionales.
En julio de 2008 me gradué de la Universidad UCI como Ingeniero en Informática. Durante mis estudios, participé en actividades de artes escénicas a través de grupos universitarios nacionales como INFODANZ. Con estos grupos gané varios premios a diferentes niveles, tanto como bailarín como director del Conjunto Folklórico Universitario Ilú Ashé de la universidad. Como director y bailarín de este primer grupo, participé en numerosos proyectos. Después de terminar mi servicio social, dejé la universidad y me uní a una escuela de danzas cubanas, Viadanza, desde enero de 2011 hasta noviembre de 2014. Durante ese tiempo también trabajé en varios proyectos para la compañía Danza Chévere.
Al finalizar mi segundo año de servicio social, me convertí en bailarín del grupo Espectáculo Villa de San Cristóbal. Durante los siguientes 6 meses fui su productor durante 4 meses y luego asistente de dirección. Al mismo tiempo, comencé a crear un proyecto comunitario infantil llamado Manantial, donde enseño a los niños danza y teatro básico. Actualmente, estoy estableciendo y consolidando mi nueva compañía de danza Kubasoy. Además de ser el director general, también soy bailarín e instructor de danzas cubanas para la compañía.
