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Si eres un lector regular de este blog, te habrás dado cuenta que un número de entradas ha sido dedicado a explicar cómo crear una mejor conexión con la música al bailar casino. En mi opinión, tener conocimiento musical, o musicalidad, es una de las características fundamentales que debe tener cualquier persona que diga ser un “buen” casinero, como he argumentado en esta entrega anterior. La ejecución de una figura tras otra, desde el comienzo de la canción hasta el final sin ningún tipo de consideración por lo que está sucediendo en la música tiene sus raíces en la mayoría de las clases que tomamos donde lo que se enfatiza es el aprendizaje de figuras solamente. De manera que cuando suena una canción nos convertimos en extensiones de lo que nos han enseñado: bailamos mucho, pero escuchamos poco. En broma, me he referido a esto como un “virus danzario” y hasta le he dado un nombre: figuritis.

Esta entrada, como las otras cuyos títulos comienzan con “Musicalidad”, intenta desarrollar esta premisa de ser más musical cuando bailamos, en vez de poner tanto énfasis en las figuras que ejecutamos.

Este, entonces, será otra entrada sobre la figuritis. Esta vez, sin embargo, quiero enfocarme en cómo evitar la figuritis durante el montuno de la canción. La respuesta, como puedes deducido del título, se encuentra en la sección de mambo.

Antes de comenzar, sin embargo, quiero brevemente resumir lo que he dicho sobre la figuritis para estar a la par si no has leído esa entrada—recomiendo encarecidamente que lo leas ya que esta entrada tendrás mucho más sentido si lo haces. Si ya la has leído, esto servirá para refrescar la memoria.

La música con la que bailamos casino, o las variaciones del son montuno que la gente llama “timba” o “salsa”, tiene una estructura bipartita. Hay una introducción, conocida como el largo o el canto, donde el cantante cuenta una historia acerca de algo. Esta sección se siente relativamente más calmada que la que le sigue: el montuno. Durante el montuno, la instrumentación se hace más agresiva; comienza un llamado y respuesta entre el cantante y el coro.

Esta es, de manera muy general, la estructura que las canciones de son montuno siguen. He aquí un ejemplo. Escucha el primer minuto de la siguiente canción. Entonces avanza al minuto 2:45 y esucha cómo cambia al entrar en el montuno:

That is, very broadly speaking, the structure that son montuno songs follow. Here’s an example. Listen to the first minute of the following song. Get a feel for it. Then fast forward to 2:45 and you’ll see how it changes as it enters the montuno:

Con este conocimiento rudimentario de cómo las canciones de son montuno funcionan, estamos mejor equipados para lidiar con los deseos que nos crea la figuritis—la compulsión de ejecutar una figura tras otra. Saber que la canción tiene un largo que es más tranquilo, podemos sacar ventaja de la posición cerrada, hacer paseos (desplazamientos por la pista de baile), y conocer a la persona con la que estamos bailando para así tener una mejor idea de sus habilidades de guiar o seguir cuando comienza el montuno. De esta manera, podemos ajustar nuestras expectativas de acuerdo al nivel de la pareja antes de comenzar entonces a ejecutar figuras más complicadas durante el montuno.

Este conocimiento estructural debe servir como peldaño para pensar más acerca de lo que está ocurriendo en la música con la que bailamos. En efecto, todo no es tan blanco y negro. Como he explicado en otras entregas, durante el montuno otras cosas pueden ocurrir. Puede haber un bloque de rumba guaguancó, exhortándonos a tirar unos pasitos de guaguancó. Puede haber un solo, que es el lugar perfecto para ejecutar el tornillo. Algunas canciones pueden tener una coda, al estilo de la introducción, que señala el final de la canción y nos incita a volver a la posición cerrada.

Como también puede haber una sección de mambo, la cual, en la ausencia de solos, casi siempre ocurre.

Una referencia al mambo de Pérez Prado, el cual dependía tremendamente de los instrumentos de viento, los músicos llaman “mambo” a la sección donde dichos instrumentos—las trompetas, los saxofones, las flautas, etc.—toman un rol primario, por así decirlo. Es decir, se convierten en instrumentos prominentes durante esta sección. Puede que hayas ya oído a algunos músicos hacer referencia a esta sección explícitamente en sus canciones. Por ejemplo, Alexander Abreu a menudo dice: “¡Camina por arriba del mambo!”, como en este video en el minuto 1:57

De igual manera, puedes escuchar otra referencia explícita a esta sección de mambo en la famosa canción de Adalberto Álvarez, “Para bailar casino”, en el minuto 1:28:

Como puedes haber notado cuando reprodujiste las canciones en los momentos que indiqué, los instrumento de viento fueron los que la banda enfatizaron. De hecho, el cantante diciendo “mambo” es precisamente una señal para que la banda progrese a la sección de mambo.

Puedes estar diciéndote: “Bien. Aprendí algo nuevo. Hay una sección de mambo durante el montuno donde se enfatizan los instrumentos de viento. ¿Pero cómo puedo aplicar este conocimiento a mi baile? ¿Cómo puedo utilizar esto para ser más musical?

Para comenzar a responder a estas preguntas, quiero primero hablar sobre lo que sucede antes de la sección de mambo para que así podamos entender por qué hay una sección de mambo. La idea es que si entendemos lo que está ocurriendo en la canción, podremos también comprender por qué podríamos hacer algo diferente durante la sección de mambo, tal y como pasaría si hubiera un bloque de guaguancó.

Vayamos a ello entonces.

La primera cosa que debes saber es que la sección de mambo no es algo que específicamente sucede en el montuno. Muchas canciones comienzan enfatizando los instrumentos de viento. En la ya citada “Para bailar casino”, esto es lo que pasa en los primero 21 segundos. Sin embargo, para esta entrega, quiero enfocarme solamente en las secciones de mambo que ocurren en el montuno. Prometo que en un futuro escribiré sobre las otras cosas que pueden ocurrir durante el largo/canto—lo que viene antes del montuno—y cómo ajustarnos a esos cambios.

Regresando al montuno: una de las cosas que caracteriza a esta sección, además de que se siente más animada en relación a la introducción, es el llamado y respuesta que ocurre entre el cantante y el coro. En breve: el coro tiene un estribillo que repite mientras que el cantante improvisa entre cada repetición del estribillo. Retornemos a “Para bailar casino” una vez más para un ejemplo:

Cantante: ¿Dónde está María? ¿Dónde está Fernando?

Coro: Bailando, mamá, bailando casino.

Cantante: ¿Y dónde está la gente que me está escuchando?

Coro: Bailando, mamá, bailando casino.

Ahora bien, en una grabación, lo que escuchas es algo que ya ha sido compuesto, planeado y ensayado. Todos en la orquesta saben lo que tienen que hacer y cuándo. Pero recordemos que estas cosas provienen de la tradición oral, antes de que se pudiera grabar la música. Las cosas en ese entonces eran siempre improvisadas. Si escuchas rumba, que de donde esta tradición de llamado y respuesta proviene en Cuba, verás que el cantante a menudo le da el estribillo al coro antes de que haya un llamado y respuesta.

Y cuando la música es en vivo y hay improvisación—que es lo opuesto del ensayo—algunas veces el cantante se cansa de improvisar durante el llamado y respuesta, o se les acaba el material o no quieren que el llamado y respuesta se extienda por mucho tiempo. Cualquiera que sea el caso, lo que termina pasando es que, a menudo y con la señal del cantante, los “metales” (como se le dice en Cuba a las trompetas, trombones, etc.) entran para salvar el día para que, mientras están tocando, el cantante pueda descansar y ver qué otro estribillo le puede dar al coro para así continuar improvisando.

Esta es una ocurrencia muy común en la música en vivo. Es por esto que los músicos cubanos, por ejemplo, parecen tocar por siglos (¡hay veces que la canción se pasa de los diez minutos!): porque están constantemente cambiando las cosas e improvisando. Esto, claro, cambia con una canción grabada. Cualquier “improvisación” que haya ha sido ensayada y no hay necesidad de que el cantante le dé el estribillo al coro. El coro ya sabe lo que tiene que decir. De la misma manera, los metales de la banda saben cuándo tocar; de manera que el cantante diciendo “¡mambo!” es una mera formalidad y se convierte en una especie de tributo al estilo improvisado de la música en vivo que están tratando de recrear en una grabación.

Saber que la sección de mambo ocurre porque intenta proveer un descanso al cantante antes de que este y el coro de nuevo comiencen el llamado y respuesta, podemos trazar un paralelo entre lo que los músicos están haciendo y lo que nosotros, como bailadores, podemos hacer cuando bailamos casino.

En otras palabras, ¡podemos usar la sección de mambo para descansar también!

¿Por qué? Porque si todo lo que hacemos durante el montuno son figuras—con el tornillo esporádico si hay un solo o los movimientos de guaguancó si hay un bloque de guaguancó—entonces nos encontramos todavía sufriendo de figuritis, ya que cada vez que hay una sección de mambo, algo diferente está sucediendo—y por una razón—y nosotros estamos todavía realizando figuras de manera indiscriminada.

Yo mismo me pongo dentro de ese grupo de personas a la que la figuritis todavía afecta (¡nunca he dicho que soy perfecto!). De hecho, esta fue una idea que se me ocurrió recientemente aunque, hasta ahora, era algo que yo hacía de manera inconsciente. En efecto, mirando algunos de mis propios videos, noté que esto era algo que ya estaba haciendo, más o menos de manera consistente, aunque fue solo recientemente que por fin hizo clic en mi mente.

De manera que no estoy aquí para criticar. Estoy aquí para proveer soluciones posibles.

Entonces, ¿cómo es que nos tomamos un “descanso” como hacen los cantantes? Bueno, es ahí donde entran los paseos.

Los paseos son figuras de desplazamiento; es decir, figuras que te dejan cambiarte de lugar en la pista de baile porque estás “caminando”. Es por esto que el casino, como el son, no puede ser confinado a la línea. ¡Simplemente toma mucho espacio!

La sección de mambo se presta perfectamente para hacer los paseos, tomarnos un descanso de las figuras y “salir a pasear” y “recargarnos” para que cuando la canción vuelva al llamado y respuesta, podamos regresar a la ejecución de figuras. Si no has visto videos de paseos, te invito a que mires un par de ellos. Observa qué tanto te puedes mover por la pista de baile:

Si no has visto videos de paseos, te invito a que mires un par de ellos. Observa qué tanto te puedes mover por la pista de baile:

Estos dos videos no me ayudan del todo a defender lo que propongo. El primero se baila durante la introducción (aquí estamos hablando del montuno); y el segundo es parte de una demostración realizada después de un taller en la cual el objetivo es mostrar lo que se enseñó, no necesariamente adherirse a la música. Pero estamos de suerte: parte de ese video sí se baila durante la sección de mambo; te da un vistazo de cómo se siente en relación a la música, comenzado en el minuto 1:27 y terminando en el 1:47.

Y he aquí un video de mí mismo. Como dije, he estado haciendo esta de manera inconsciente y no siempre consistentemente, pero puedes ver claramente, entre los minutos 2:27 y 3:00 cuando paro de ejecutar figuras y comienzo a hacer paseos:

Tal como he dicho con todo lo que concierne a la musicalidad en este blog, lo que sugiero aquí no tiene la intención de crear una manera “buena” o “mala” de bailar con la música. La gente puede bailar la canción como quiera. Al final de la jornada, es su interpretación. Simplemente estoy sugiriendo maneras de dejar que la música nos guíe al bailar y así sacarnos un poco el peso de encima de estar pensando siempre en cuál es la figura que viene ahora. Si la dejamos, la música nos puede ayudar cantidad. Todo lo que necesitamos hacer es ser más activos al escucharla.

Finalmente, y porque la práctica es la manera de mejorar, me gustaría compartir una lista de canciones que he escogido para que puedas practicar discernir la sección de mambo durante el montuno de la canción (he señalado exactamente dónde en la canción aparece). Esta lista abarca tanto músicos cubanos como no-cubanos, así como varias décadas. Como he venido diciendo en este blog, lo que todos estos músicos tocan es realmente son montuno (ya sea son montuno de Colombia, de Venezuela, cubano o puertorriqueño). Es mi esperanza que mientras más aprendamos sobre la estructura de estas canciones, más similitudes que diferencias notemos—y lo que digo se vuelve más claro.

Así que los dejo con la lista, ¡y un recordatorio final de permanecer vigilantes a los efectos de la figuritis!

 

1:42

2:00

3:16

1:48

2:31

4:15

2:30

Esta canción tiene un solo seguido por un mambo, de manera que es perfecta para hacer un tornillo, seguido por paseos. 1:54

Esta canción tiene un uso muy común del mambo sobre el que no hablé en el cuerpo de la entrada pero que quiero mencionar aquí: algunas veces los metales reemplazan al cantante durante el llamado y respuesta; de manera que todavía hay una sección de mambo, pero esta vez está es una colaboración entre el coro y los metales. 1:58