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El otro día me encontraba en una fiesta cuando una muchacha se me acercó y me pidió que bailara con ella. Le dije: “Claro, pero bailemos la siguiente canción. Esta está a punto de terminar”. No pasaron ni treinta segundos cuando la canción que había estado tocando cuando la chica me pidió bailar con ella concluyó.

Bailando con la chica durante la próxima canción, me preguntó: “¿Cómo sabías que la otra canción había estado a punto de terminar?” La pregunta como tal me tomó por sorpresa. Lo que le había dicho—que la canción estaba a punto de terminar—había sido por puro instinto. Nunca había escuchado esa canción; era la primera vez que la escuchaba. Y sin embargo, de alguna manera, yo había sabido que estaba por terminar.

Así que le di una respuesta que me hizo sonar como un sabelotodo. “Porque lo sabía”, dije. No lo dije por alardear. Dije esto porque no había pensando en esa pregunta antes y por lo tanto no había confeccionado una mejor respuesta. Y porque esta “mejor respuesta” requería una explicación más larga.

Esa “mejor respuesta,” con la explicación más larga, será el asunto de esta entrada.

Pero antes de continuar escribiendo, déjame hacerte una pregunta:

Cuando bailas casino, ¿te sucede con frecuencia que la canción con la que estás bailando termina en el medio de una figura que estás ejecutando? Dicho de otra manera, ¿terminas en una posición un poco incómoda en relación a tu pareja cuando la canción concluye?

Si respondiste afirmativamente, entonces esta entrega es exactamente para ti. Si respondiste “No”, entonces tienes un muy buen oído para la música y quizá no haya mucho que te pueda enseñar aquí. Sin embargo, me gustaría extender la invitación a que te quedes leyendo. Quizá aprendas algo nuevo. Quizá no. De todas formas, la invitación sigue en pie.

Ahora bien, esta entrega es sobre cómo darse cuenta de cuándo una canción está por terminar para, de esta forma, no terminar nosotros en el medio de una figura al final de la canción. Pero antes de seguir tengo que hacer una aclaración: La información aquí expuesta no aplica a todas las canciones con las que bailamos casino. Sólo aplica a un número de ellas—un gran número, no obstante, pero no a todas. La música es así. Y al final de la jornada, los músicos siempre hacen—y harán—lo que quieran.

Por lo que sé, hay cuatro maneras de saber cuándo una canción está por terminar:

  1. Tienes un oído extremadamente bueno para la música. Es algo natural para ti.
  2. La grabación como tal comienza a disminuir el volumen (fade-out), indicando que la canción va a terminar.
  3. Conoces la canción. Por lo tanto sabes cuándo va a terminar.
  4. Sabes algo de cómo la música se toca y por lo tanto puedes inferir, basado en lo que están haciendo los instrumentos, que la canción está a punto de terminar.

Para esta entrega, no voy a adentrarme en las primeras dos. La primera tiene que ver más con el instinto—es decir, que no viene de haber pensado o aprendido algo. Esta entrega, sin embargo, es un ejercicio para pensar y aprender (para ti y para mí ambos). La segunda explícitamente te indica que va a terminar, de manera que no me necesitas para eso. Y la tercera, bueno, sí, puedes aprenderte las canciones que te gustan. ¿Pero qué pasa con las demás canciones que, créeme, son muchas, muchas más?

La número cuatro es algo con lo que podemos trabajar porque se trata de entender lo que está ocurriendo, musicalmente, en la canción. Enfoquémonos en eso.

Si has leído entradas previas, especialmente esta, sabrás entonces acerca de la estructura bipartita que tiene la música con la que bailamos casino hoy día (el son montuno y sus subgéneros). Esta estructura se puede reducir de manera simplona a lo siguiente: largo-montuno. El largo es la introducción, donde el cantante hace la historia, nos dice de qué se trata la canción. El montuno es la sección donde la manera de tocar es más agresiva, donde entra el coro y hay llamado y respuesta. De nuevo, esto es una descripción bastante simplificada. Las canciones pueden tener—y tienen—secciones “montunas” durante el largo (introducción), como por ejemplo los primeros veinte segundos de la canción “Para bailar casino” de Adalberto Álvarez. Por otra parte, la canción puede tener un solo en medio del montuno, que como he indicado en esta otra entrega, se presta muy bien para hacer tornillos.

Aprender a distinguir entre el largo y el montuno es de suma importancia antes poder continuar con esta entrada. En la entrega que cité arriba, hablé sobre cómo una manera de hacer esto era el llamado y respuesta entre el coro y el cantante. Pero hay cosas que también pasan con los instrumentos durante el montuno, como la introducción del cencerro (o campana). (Si no sabes cómo suena el cencerro o no puedes escucharlo bien porque hay otros instrumentos tocan a la misma vez, puedes usar este video para familiarizarte con su sonido—noten que aquí la persona usa su mano; esto no se hace.

A lo que voy: cuando escuchas el cencerro en la canción, en la mayoría de los casos estás escuchando el montuno de la canción. El siguiente video ejemplifica esto. Escucha:

Aunque parece que he estado escribiendo demasiado sin realmente adentrarme en lo que tú, el bailador, puedes usar para discernir cuándo la canción está por terminar, créeme, todo esto es parte del proceso. Entender estas cosas es tan importante como lo voy a escribir a continuación. Sigue leyendo.

Ahora sí llegamos a la parte importante de esta entrega, donde te explico cómo saber cuándo la canción está por terminar. De nuevo, recuerda que esta información no es aplicable a todas las canciones. Sin embargo, hay muchas pero que muchas canciones que sí siguen este formato De manera que puedes aplicar estos conceptos aun cuando nunca has escuchado la canción.

Así que vayamos a ello. Para comenzar, quiero usar este video que muestra todo lo que quiero aquí explicar. En este video, Son Habana toca una versión de “La esencia del guaguancó”, canción de Johnny Pacheco. Al mirar este video, quiero que le prestes atención al bongosero (el hombre con las gafas) y observes lo que hace alrededor del minuto 1:20. Ve y mira el video. No lo mires todo. Quizá hasta el minuto dos más o menos. Entonces regresa aquí y continúa leyendo. Aquí te dejo el video:

Como pudiste ver, alrededor del minuto 1:20, el bongosero paró de tocar el bongó y comenzó a tocar el cencerro. Si observaste bien, también te habrás dado cuenta que fue en ese momento también que el cantante y el coro comenzaron a realizar el llamado y respuesta característico del montuno. De manera que el minuto 1:20 le da comienzo al montuno.

Ahora regresa al video y avánzalo hasta el minuto 4:40. Préstale atención a lo que pasa en el minuto 5:15. Mira el video hasta el minuto 5:23. Entonces regresa a leer.

Asumiendo que miraste el video como sugerí, en el minuto 5:15, como viste, el bongosero paró de tocar el cencerro y regresó a tocar el bongó. Lo que ocurrió aquí es lo que se conoce en términos musicales como la coda, que es como una especie de epílogo de la canción. (Es por esto que digo que lo que escribo aquí no puede aplicársele a todas las canciones. En efecto, no todas las novelas tienen un epílogo).

En el minuto 5:23, la canción concluye formalmente. Sí, comienzan a tocar un poco de rumba guaguancó después, pero eso ya es improvisación. La canción como tal termina en el minuto 5:13.

Todo esto para decir lo siguiente:

Cuando paras de escuchar el cencerro durante el montuno, y a esto no le sigue un solo, entonces la canción está por terminar. Le queda poco.

Era eso de lo que me había percatado esa noche que la muchacha me pidió que bailara con ella. Me había dado cuenta que la canción estaba en su coda y por lo tanto estaba al terminar. De manera que sí, decirle a ella: “Porque lo sabía” fue verdad. Pero no había sido un “Porque lo sabía” que salió de un instinto, algo que no podía explicar. Sino que fue porque sabía lo que estaba ocurriendo en la canción. Por lo tanto sabía que estaba al acabarse.

Sabiendo todo esto, lo que sigue es mi consejo en cuanto a canto a cómo incorporar este conocimiento musical a tu baile de casino. Y para hacer esto, me usaré a mí mismo como ejemplo.

Pero escucha esta canción primero. En “En la confianza” de Manolito y su Trabuco, encontrarás la estructura del largo-montuno de la que he estado hablando, así como la coda al final, exactamente en el minuto 4:35 (te darás cuenta que el sonido del cencerro desaparece).

En el minuto 4:35, yo identifico correctamente que la canción terminará pronto. Y para no quedarme a mitad de una figura cuando la canción termine, ¿qué hago? Hago cosas simples. Regreso a la posición cerrada y me quedó allí, esperando a que la canción se acabe mientras ejecuto figuras simples, pero más que nada haciendo el paso básico. Échale una ojeada a lo que hago en el minuto 4:35, que como has visto, es cuando comienza la coda.

 

De la misma manera, cuando bailo con “Mujer celosa” de El Gran Combo de Puerto Rico, me doy cuenta que en el minuto 4:12 comienza la coda y yo, siguiendo este cambio, termino las figuras y regreso a la posición cerrada.

Como puedes ver en ambos videos, cuando la canción termina, no estoy en el medio de una figura, sino que me encuentro en una posición cómoda con mi pareja que nos permite terminar, como pudieron observar, en el mismo momento que termina la canción.

Tu próximo paso ahora es comenzar a escuchar canciones que conozcas o no y ver si puedes identificar cuáles tienen una coda y cuáles no. Mi sugerencia es que, una vez que hayas identificado estas canciones, las reproduzcas y bailes con ellas (hasta contigo mismo, si quieres) e intentes hacer tu paso básico cuando oigas la coda comenzar, y que lo continúes hasta que la canción termine. Acostúmbrate a escuchar los cambios en la instrumentación dentro de las canciones que tienen codas, y cómo suenan al final. Con esto, no estoy sugiriendo que comiences a memorizar canciones, sino que aprendas a detectar los cambios que ocurren para que la próxima vez que estés bailando con una canción que no conozcas y te des cuenta que el montuno ha pasado a una coda, puedas ajustar lo que haces de acuerdo a ese cambio. De esta manera, puedes terminar el baile en una posición mejor—y más cómoda—que la que estarías si estuvieras en la mitad de un setenta y la canción de repente terminara.